sábado, 26 de marzo de 2011

Capítulo 9.


-Pues cuando comenzó esto.-le recordé con la vista dirigida a el suelo y con la voz algo temblorosa por los nervios.
-Pues creo que fue cuando me sacaste de la cafetería.-dijo después de varios segundos de silencio para después suspirar y posar su barbilla encima de mi cabeza.-Yo deberás me quería quedar allí pero-comencé a llorar a causa del recuerdo-tu lograste que cambiara de opinión justo cuando dijiste que jamás te volvería a ver...ni a ti ni a los demás.-bajó su cabeza para observas mi rostro empapado de lágrimas-Frankie mi pequeño no llores, ¿qué pasa?-pasó sus manos por mi cara para secar las pequeñas gotitas pero no servía de mucho ya que seguían saliendo de mis ojos sin control.
Levantó mi cara obligándome a mirarle por primera vez en todo aquel rato, viendo en su mirada la preocupación.
-Gee te suplico que nunca vuelvas pensar esa estupidez porque yo sin ti...-sorbí ligeramente mi nariz-no sabría que demonios hacer-le miré directamente a los ojos para que viera que de verdad quería que me lo prometiera.
-Lo prometo mi pequeño-me besó suavemente-ahora que te tengo a ti no lo volveré a pensar-otro beso-jamás.
Lo abracé con todas las fuerzas que pude encontrar, no quería que se alejase de mi, sin saber porque lo necesitaba demasiado.
Nos empezamos a besar pero no con besos demasiado profundos.
-Te amo pequeño.-dijo él a la vez que unía nuestras frentes, no me creía lo que había dicho, necesitaba volver a escucharlo para creerlo.
-Repítelo.-pedí con la voz algo agitada a causa de sus besos.
-Te amo, creo que siempre lo hice y sé que siempre lo haré.-dijo entre beso y beso, pero seguía sin poder creerlo.
No paraba de llorar y reír al mismo tiempo mientras lo besaba, hasta que se separó un poco para dejarme recobrar el aliento.
-Mi pequeño ¿podrías dormir conmigo?-preguntó tímido a la vez que secaba los rastros de las últimas lágrimas, me estaba empezando a enfadar conmigo mismo por llorar tanto-Es que me e acostumbrado a dormir abrazado a ti.
-Vale Gee.-sonreí siendo correspondido a los pocos segundos con otra igual.
-Vamos.-fue lo último que dijo antes de comenzar a andar cogidos de la mano.
Primero fuimos hasta mi habitación para cambiarme, después de aguantar las miradas que Gerard me dirigía mientras me cambiaba caminamos en dirección a su habitación.
Al llegar Gee me dejó pasar primero para cerrar la puerta tras nuestro paso y se dirigió al baño para cambiarse mas cómodamente. Su habitación era algo más grande que la mía tanto en espacio como en el tamaño de la gran cama que estaba justo en el centro, de color roja y un gran balcón por el que asomé la cabeza ligeramente por curiosidad pudiendo ver así un paisaje anochecido del desierto y me asusté cuando unas manos se posaron en mi cintura.
-Lo siento.-dijo suave en mi oído sin soltarme.
-Sentirlo, ¿porqué?-me giré para poder mirarlo, sabía que ese ``lo siento´´ no era por el susto.
-Por haberte hecho llorar antes.-en su cara se veía claramente el arrepentimiento.
-No fue nada, solo era el recuerdo.-cerré los ojos sacudí un par de veces la cabeza hacía los lados para no darle importancia.
Rió gentilmente y comenzó a besarme mas profundamente y a empujarme suavemente hacía la cama tirándome delicadamente a esta sin para de besarme. Me cansé de que él llevase el control así que dí un giro brusco quedando yo encima de él, lo que le descolocó ya que estaba acostumbrado a ser siempre el dominante.
Lo besé muy lenta pero apasionadamente a la vez que quitaba con cuidado su camiseta y el hacía lo mismo conmigo.
Fui bajando mis besos poco a poco, primero por su cuello, su pecho, su tripa, hasta llegar al filo de sus pantalones que al igual que la camiseta retiré dejándolo en boxers, el también retiró mis pantalones pero me incomodé cuando me quiso también quitar los boxers.
-Gee yo no...-dije avergonzado, yo lo que quería aquella noche era besarle hasta que los labios me dolieran, no lo que el pensaba.
-Vale pequeño.-sonrió y yo me tumbé a su lado colocándome de manera en que le pudiese mirar cómodamente.
El se posicionó de la misma manera que yo, haciéndome sonreír sin saber si quiera el porque, le retiré un par de mechones de su pelo rojo que tapaban ligeramente su rostro y con una pequeña sonrisa se acercó a mi para poder juntar nuestras bocas. Así estubimos un largo rato, rato que amé con todo mi corazón.
-Te amo mi pequeño.-susurró muy cerca de mi boca rozándola por cada palabra que salía de la suya.
-Yo también te amo Gee.-dije yo sabiendo perfectamente que aquello era cierto.
Sonrió acariciando mi rostro, repasando cada centímetro de esta, me recordó a como un ciego recuerda como es una persona físicamente.
Después de aquello nos seguimos besando hasta quedar rendidos y sin aliento, para intentar recuperar el mio bajé la cabeza hasta su pecho donde apoyé mi cabeza sintiendo así los pequeños latidos que daba su corazón.
-¿Sabes pequeño?-empezaba a amar aquel apodo-Amo cuando mandas tu.-me miró para ver cual fue mi reacción y explotó en carcajadas cuando vio mi rostro teñido de rojo.
Después de cientos de caricias y pequeños besos me quedé profundamente dormido resguardándome en su pecho.
A la mañana siguiente desperté a causa de unos leves movimientos que sentía, abrí los ojos y lo vi a él con el torso aún descubierto.
-Hola pequeño mío.-dijo Gee con su sonrisa acercándose lentamente a mi para rozar sus labios con los míos-Perdón por haberte despertado es que quería ir a ducharme-se disculpó.
-No pasa nada, yo también me quería despertar temprano para ducharme.-bostecé y fui a salir de la cama, pero luego recordé el estado en el que estaba, solo llevaba puesto los boxers así que rápidamente me volví a cubrir con las sábanas.
-Frank pequeño, ¿no crees que ya es algo tarde para taparte?-rió y se levantó de la cama sin ningún pudor dejándome a la vista su cuerpo al igual que yo solo en ropa interior-¿Quieres bañarte conmigo?-preguntó con una mirada jodidamente adorable.
-Gee yo...-me empecé a enrojecer más de lo que estaba antes, no quería decirle que lo que yo no quería en verdad era...hacer eso...-Verás es que yo no...-no paraba de trabarme y notaba como mis mejillas se encendían más a cada segundo.
Ciertamente la primera vez pasó por el anhelo y las ganas de la primera vez y además a mi no me gustaba ser de esas personas que lo hacía un día si y el otro también.
Pensé que lo terminó entendiendo porque su cara expreso perfectamente lo que pensaba exactamente``aaaahhh eso´´.
-Entiendo, no pasa nada.-dijo cordialmente con una pequeña sonrisa pero sabía que aquello le había dolido o molestado como mínimo-Pero...si vienes...-se acercó a mi hasta tener su boca muy cerca de la mía, tuve que aguantar las ganas de besarle mordiendo mi labio inferior-prometo solemnemente que no haré nada.-posicionó una de sus manos en su pecho y la otra la sostuvo en el aire.
Luego sus manos se posicionaron en mi cintura y agachó su cabeza, ya que yo seguía sentado en la cama hasta llegar a mi boca la cual besó, cerrando así la promesa.
-Vale.-contesté al separar su boca de la mía.
No me dio ni dos segundos de reacción cuando cogió mi mano y me arrastro en dirección al baño, donde había una ducha amplia que llegaba de un pared del cuarto hasta la otra y un gran espejo en la izquierda.
De un tirón Gee se quitó los boxers quedando desnudo delante de mi, a causa de aquello me lo quedé mirando con la cara ardiendo, seguro que ya de tan roja se había puesta morada, a la vez que se me caía la baba.
-¿Qué?-dijo inocentemente al darse la vuelta y percatándose de mi descarada mirada-mmm Frankie si sigues así yo me habré duchado y vestido y tu aún seguirás aquí en boxers.
-Mmm si cierto.-miré al suelo con vergüenza u fui bajando mis boxers a la vez que el entraba en el plato de la ducha, cuando recogí el suficiente valor entre junto a él.
No podría describir la sensación que me produjo el verlo ahí...desnudo...y echándose el pelo hacía atrás para que se le mojara bien. Al darse cuenta de mi presencia se giró y sonrió pícaramente, aún que confiaba en su promesa sabía a través de su mirada como le estaba constando no violarme allí mismo.
Posé una de mis manos en mi boca mordiéndome una de mis uñas, una estúpida costumbre, mientras la otra la dejaba caer a uno de mis costados. Solo quería dirigirme a él para esconderme en su pecho, no sabía porque pero ahí siempre me sentía seguro.
Así que fui caminando lentamente hacía él y al llegar a poquísimos centímetros de él posé la mano que estaba en mi costado sobre su pecho y terminé de juntar nuestros cuerpos apoyando mi frente sobre este. Él me abrazó recibiéndome agradablemente y posó su mejilla sobre mi coronilla, así me sentía asquerosamente bajo pero muy bien a la vez.
Pasaron varios minutos si movernos de como estábamos hasta que Gee se giró y cogió un frasquito que se encontraba en una pequeña repisa de metal que sobresalía de la pared.
-¿Te importa si yo...?-dijo tímidamente.
_Claro.-sonreí ante su preocupación de si algo me molestaba de verdad no creía que una persona como él me amase a mi.
Empezó a enjabonarme la cabeza con expresión de felicidad, me recordaba a cuando una madre baña a su hijo, continuó con los hombros y el pecho y dejó las partes más bajas para que lo hiciera yo.
Se giró y empezó a enjabonarse con el mismo frasquito su pelo y rojo y cuerpo, siempre mirando en dirección contraría a mi. Mientras el se enjuagaba el jabón yo no paraba de pensar en si eso a él no le terminaría aburriendo y preferiría buscarse a una persona menos vergonzosa a la que el le pudiera hacer lo que el quisiera, una persona que se lo mereciera más él que yo.
Cuando Gee se giró mi cara ya estaba empapada de lágrimas, cada vez me odiaba más por llorar ``ya me podría aguantar un poquito joder´´pense.
El reacciono rápidamente y abrazó mi cuerpo, yo seguía temeroso de que el algún día decidiera alejarse de mi.
-Frankie mi pequeño, vamos dime ¿qué pasa?-se le veía triste y preocupado-¿Es algo que e hecho?Lo siento. no dejó de abrazarme en ningún momento.
-Yo...lo siento Gee...-dije entre sollozos y con la respiración muy irregular, me faltaba mucho el aire-no me dejes...te necesito...es que yo...-no pude aguantar más y rompí en llanto, impidiéndome hablar e incluso respirar, entonces me dí cuenta era el maldito vapor del agua el que no me dejaba respirar y ya comenzaba a sentirme algo mareado.
Gee lo entendió todo de seguida y rápidamente cogió la manguera del agua y me la pasó ligeramente, me ayudó en algo ya que me refrescaba, pero me seguía encontrando mal. Me sacó y envolvió en una toalla para después dirigirse a la habitación, donde me sentó en la cama y ya pude respirar mucho mejor pero mis lágrimas y sollozos no paraban de salir.
Gee se arrodilló quedando frente a mi y pude ver como en su rostro se reflejaba lo extresado e impotente que parecía sentirse, como si no supiera que hacer para que yo parase de llorar.
-Frankie pequeño dime que hice, perdón pero deja de llorar mi niño.-se le estaban empezando a humedecer los ojos.
-No por favor Gee no llores.-supliqué a la vez que no podía para de llorar ante el pensamiento de que aquella perfecta criatura me abandonase.
-Pues dime que hice por favor si es necesario no me volveré a acercar a ti pero te suplico que no llores mi pequeño, odio verte llorar, te amo.-y el también empezó a llorar.
Al escuchar aquello no tuve otra reacción que tirarme en cima de el calléndolo al suelo y yo quedando sobre él.
-Por favor no digas eso Gee, no por favor, no me dejes, no me abandones, yo te amo demasiado.-dije casi gritando.
Él se incorporó, sentándose en el suelo con las piernas cruzadas y a mi dejándome abrazado a él por mi piernas y brazos.
-Créeme mi pequeño, mi niño, mi vida...mi todo no te dejaré nunca, no podría vivir sin ti.-deshizo mi abrazo de su cuello y unió su frente con la mía quedándome más calmado por sus palabras.
Me fijé en que parecía muy sincero y que en su cara habían unos pequeños restos de lágrimas. Le besé fugazmente y volví a abrazar su cuello.
Se levantó con algo de dificultad ya que seguía teniéndome a mi encima y se sentó en el borde de la cama, debía de tener frío ya que estaba completamente desnudo, si ni siquiera una toalla que lo tapase como pasaba conmigo.
No nos movimos de aquel abrazo y yo cada vez estaba mas tranquilo ya que me repetía sus palabras una y otra vez haciendo que ese odioso pensamiento desapareciera del todo.
-De verás pequeño lo siento muchísimo.-sus palabras rompieron el silencio-Si hice algo mal prometo no volver a hacerlo, te lo prometo.
Era increible que todo ese tiempo el pesase que me había puesto a llorar por algo que el hubiera hecho, no podía ser que hubiese una persona tan jodidamente buena, tan jodidamente perfecta.

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