viernes, 13 de mayo de 2011

Capítulo 10.

Una vez más deshizo mi abrazo a su cuello y colocó su cara frente a mía.
-Gee, mi ángel-no sabía por que me había salido así, e incluso no me agradaba demasiado pero cada vez mas era lo que de verdad pensaba que era-no es nada que hiciste, tu no hiciste nada, eres perfecto, solo fue un...pensamiento.-cerré los ojos y volvía esconder mi rostro en su cuello.
-¿Pequeño qué pensaste para que te pusieras de esa manera?
Callé unos minutos pensando en que contestarle pero todas las respuestas eran demasiado vergonzosas así que, para no variar, comencé a balbucear incoherencias.
-Pues en que...como yo no quería...-creí que así, tal vez lo pondría explicar.Con cada palabra mi cara se tornaba mas rojiza-pues tu...te ibas a cansar...-nuevas lágrimas empezaron a correr por mi rostro por la nueva aparición de ese pensamiento, estas bajaban desde su cuello hasta su pecho, que envidia les tenía en aquel momento-y me dejarías...todo por culpa de...-no pude acabar la frase ya que de nuevo surgieron los sollozos.
Él solo me abrazó muy fuerte a la vez que yo no apartaba las manos de mi pecho, sentía que se me iba a romper de un momento a otro.
-Frankie mi pequeño, eso nunca va a pasar.-su voz sonaba justo al lado de mi oído-Quiero que sepas que te has convertido en lo más importante de mi vida, que eres lo que me mantiene con vida cada día y por el que mataría si fuera necesario.-hizo que lo mirase-Que sepas que te quiero, que te amo, que te necesito como el maldito aire que respiro, que aún que llegue el día en que tu me digas que no me amas yo jamás, nunca te dejaré de a ti y nunca te dejaré por que mi sueño es pasar el resto de mi asquerosa vida junto a ti.
No me podía creer lo que me estaba diciendo, solo seguía llorando ahora a causa de la emoción y volvía a abrazar su cuello.
-Y menos aún me voy a cansar de tu adorable timidez de niño pequeño.-su risa sonó suavemente contra mi hombro-Te esperaré cuanto tiempo haga falta, somo si son días, semanas, años. Igualmente ya los he esperado mi niño.-reposó su cabeza sobre mi hombro como si estuviera cansado.
-Gee,-esta vez fui yo quien deshizo el abrazo para poder mirarle-te amo mi ángel.-fue lo único que se me ocurrió decir.
-Yo también a ti pequeño, no te imaginas cuanto.-junto su boca con la mía con una pequeña sonrisa que no se borró a pesar del beso.
A lo largo de este empecé a sentir ``algo´´ en las piernas de Gee, que es donde estaba sentado, luego recordé que el seguía desnudo...
Él se dio cuenta de seguida ya que volví a sentir mi cara arder. Me levantó de su regazo y me dejó sentado en la cama.
-Ahora vuelvo pequeño.-se agachó una ultima vez para rozar sus labios con los míos para después darse la vuelta, buscar su ropa y dirigirse con esta debajo del brazo de nuevo al baño.
Mientras escuchaba como el agua caía en la ducha me vestí con la ropa que me había traído el día anterior de mio habitación.
Cuando casi había terminado de vestirme con unos pantalones gastados y una camiseta blanca algo hurgada, llamaron a la puerta.
-¡Gerard!¿Estás ahí con el cuarto de tu querido enano?-sonaba la voz de Ray al otro lado de la puerta.
Abrí la puerta dejando a la vista a mi sonriente amigo con el cabellos algo mas rizado de lo normal.
-Hombre enano, ¿cómo tu por aquí?¿Cambiando de nidito de amor por si las sospechas?-movió las cejas intentando parecer insinuante cosa que me hizo gracia, siempre conseguía hacerme reír.
-Hola y no es por eso, espera un segundo es que Gee se está duchando, pasa de mientras.-abrí del todo la puerta para dejarle paso, a la vez que el pasaba al interior de la habitación yo asomé la cabeza por la puerta del baño.
-Mi ángel Ray está aquí.-advertí.
-Ahora salgo.-se veía a través de la mampara como movía la cabeza para deshacerse del agua que supuse que se escurría por su pelo.
Cerré la puerta y me dirigí hacía mi amigo y me senté junto a él en la cama.
-¿Qué mucho jaleo ayer?-otra de sus preguntas que hacía que mi rostro se tiñera rojo y que el suyo mostrara una sonrisa que daba paso a sus carcajadas-Bueno ya en serio, ¿y eso de...?-se interrumpió a sí mismo haciendo que lo mirase con algo de confusión-Frank ¿qué te a pasado?-no entendí del todo la pregunta.
-¿A qué te refieres Ray? No me pasa nada...-encogí los hombros sin darle importancia.
-¿Te has visto los ojos?-contesté negando con la cabeza.
El solo sacó un pequeño cacharrito que abrió dejando a la vista un espejo.
Me lo ofreció por lo que acepté sosteniéndolo a la altura de mis ojos, vi reflejado en el espejo lo hinchados y enrojecidos que estaban estos haciendo resaltar mas aún el color avellana que contenían.
-Pues no sé Ray será de cuando lloré.-aquello se me escapó, Ray es muy protector con cada uno de nosotros y así dio paso al interrogatorio.
-¿Cómo que cuando lloraste?¿Qué a hecho el payaso del pelo rojo?¿Le tengo que pegar? Si es así se va a enterar.-no paraba de hablar muy rápido.
-Espera, espera Ray, no lloré por algo que dijo o hizo Gee...bueno si pero...
-Lo sabía se va a enterar.-me interrumpió queriéndose levantar pero no pudo ya que le detuve.
-Espera.-volvía repetir para que se calmara-Luego te lo cuento pero créeme no es nada malo.-observó detenidamente  mi rostro antes de asentir.
-Vale pero luego me lo tienes que contar todo.
-¿Contar el qué?-nos giramos hacía la voz que nos había interrumpido para poder ver a Gee con una simple toalla envolviendo su cintura, cosa que me hizo babear unos segundos.
-Emm...-intenté reaccionar los más rápido que pude-pues como hice la máquina mas detenidamente porque no lo pilló del todo y tal vez la podamos volver a hacer para mejorarla.-me levanté de la cama coloqué junto a él para sujetar su mano.
Sonreí tímidamente por el pequeño pero anhelado gesto, sonrisa que el correspondió con otra igual.
Apoyé mi cabeza ligeramente en su hombro y no escuché mas de lo que hablaron el y Ray porque sentía que lo único que existía era el pequeño contacto al que estaban sometidas nuestras manos.
Me dí cuenta de que su conversación había acabado cuando Ray esperaba a que soltara su manos para poder dejarle vestirse, aquello le hizo reír a Gee quien antes de salir por la puerta rozó ligeramente sus labios con los míos. 
No fueron mas de 5 minutos los que Ray y yo tuvimos que esperar detrás de la puerta, 5 minutos en los cuales mi amigo no paraba de mirarme de forma inquisidora buscando una explicación que yo aún no quería darle.
Cuando al fin Gerard salió entrelazó una de nuestras manos , cada vez me gustaba mas aquel pequeño tacto, y siguiendo los pasos de nuestro amigo bajamos por las escaleras en dirección al comedor.
Al llegar vimos en la estancia una aparentemente cansado Mikey y una sonriente Grace que comían cada uno respectivamente de sus latas.
Solté la mano de Gee y con una gran sonrisa me acerqué a ellos dos, tras pensar unos segundo en besarles o no como antes lo hacía me decidí por simplemente posar mis labios sobre sus cabezas.
-Buenos días.-dije despeinando un poco a la pequeña.
-Buenos días.-contestaron los dos a la vez, Mikey como aparentaba con tono cansado y Grace con una sonrisa para corresponder a la mía.
-¿Mikey estas bien?
-Si solo con sueño por que alguien me tubo hasta las 3 de la mañana leyéndole cuentos.-miró con falso enfado a la pequeña que se encontraba a su lado.
-Jejejejeje Mikey me quiere mucho por eso me lee.-rió para con más alegría aún e inclinarse un poco hacía el nombrado y besar su mejilla, beso que este correspondió con una mirada agotada pero con una dulce sonrisa.
Riéndome aún me senté en una de las sillas que estaban libres.
Ray y Gerard siguieron mis pasos, el segundo sentándose a mi lado y Ray en el último sitio libre junto a Mikey y su hermano.
Fue un día aburrido en el cual yo y Mikey hacíamos de niñera jugando con Grace y los restantes Ray y Gerard miraban y volvían a remirar cientos de papeles y mapas que se encontraban en la mesa que habíamos abandonado acomodándonos en el suelo no muy alejados de esta.
-Hey enano, ¿estás aquí o en la luna?-dijo Mikey pasando varías veces su mano por delante de mi rostro que miraba con atención todo movimiento que hacía Gerard junto a la mesa.
-Pues claro ¿dónde quieres que esté?-contesté lo más normal que pude aparentar estar.
-¿Qué te preocupa?-parecía algo más serio.
-Nada.
-Entonces porque lo miras como si fuera a desaparecer de un momento a otro.
Giré mi rostro con sorpresa, parecía que los Ways tenían el poder de leerme la mente y eso me estaba empezando a dar miedo.
-Verás-dije derrotado a la vez que acomodaba un poco más a Grace que se encontraba en mi regazo durmiendo profundamente-es solo que...esta mañana estaba pensando...en que si esto acabase...no sabría que hacer sin tu hermano.-solté lo más rápido que pude para terminar de una vez.
-Frank créeme cuando te digo que mi hermano no te dejaría por nada.-me dedicó una cálida sonrisa que a la vez imponía seguridad en sus palabras, cosa que me intrigó.
-¿Cómo estas tan seguro?

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